Dos horas de trabajo extra

Cobo no pudo llegar al hotel para descansar hasta las 19.00 horas.

Juanjo Cobo
Juanjo Cobo
La cara de Juanjo Cobo a la llegada al hotel de concentración del Geox en Hoznayo delataba el cansancio de una jornada agotadora. Y es que el líder de la Vuelta a España no pudo retirarse a descansar hasta las siete de la tarde, pese a que la etapa concluyó al filo de las cinco. Dos horas de trabajo más que el resto. Subir al podio, atender a los medios de comunicación y pasar el control antidoping, entre otras cosas, provocaron que su jornada de trabajo se extendiese más que la del resto de su rivales.
«Esto es tan duro como la última rampa de Peña Cabarga y yo no estoy muy acostumbrado, pero lo llevo bien», relataba el Bisonte mientras se introducía en el ascensor del hotel Villa Pasiega. Tres miembros del equipo tiraban de él para llevarle hasta el búnker de su habitación, mientras numerosos aficionados bloqueaban la recepción del establecimiento buscando el ansiado autógrafo.
Y es que su llegada se demoró más de lo previsto. Bastante antes llegó su gregario, amigo, compañero de habitación y ángel de la guarda, David de la Fuente. «Ha sido durísimo. Voy a ver si me doy el masaje para tener más tiempo que luego viene mi mami», explicaba. «¿Ves fuerte a Juanjo?», le preguntaban tres paisanos suyos de Reinosa. «Sí, pero habrá que estar atento porque mañana (por hoy) hay mucha bonificación suelta», explicaba.
Poco a poco se fue congregando más gente a la entrada. Además del Geox, en el hotel también se hospedaba el Movistar, HTC, Euskaltel y SKY. Nada más terminar la etapa rostros conocidos se dejaban ver por Hoznayo. Óscar Negrete, recién aterrizado de Nueva York donde había estado participando en los Juegos Olímpicos de Bomberos y Policías ganando varias medallas. A su lado, el también ciclista José Antonio Díez Arriola conversaba con varios amigos esperando la llegada del Bisonte. Hasta Dani Sordo con su amigo y, también ciclista, Vidal Celis acudió. «Soy amigo de Matxín y de Juanjo y vengo darles la enhorabuena. He ‘flipado’ al ver como suben», explicaba el piloto.
«Las vacas sin atender»
La llegada de Cobo al hotel fue como la de las estrellas de Hollywood en los Óscar. Un pasillo de gente le aplaudía y gritaba su nombre. Él intentaba agradar a todos. Entre la marabunta, dos vecinos de Cabezón de la Sal le abrazaban. «La que vas a liar, porque estamos seguros de que vas a ganar. Pero una cosa te voy a decir: el domingo nos vamos todo el pueblo a Madrid a animarte con el ‘pitu’ y las albarcas. Ese día las vacas se van a tener que quedar sin atender», le decían.
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