Recital sobre la obra poética de Pedro Crespo de Lara Casa de Cultura
29 de diciembre,20:00 horas
DIARIO DE CÓRDOBA, 28. 9. 2001.
PEDRO CRESPO DE LARA
Estamos ante un gran poeta, además de ante un jurista humanista, de vocación periodística. Cántabro afincado en Madrid, es hombre de muchos mundos que ama Córdoba. Yo le conocí como secretario general ejecutivo de AEDE, Asociación española de editores de prensa, que él fundó en 1978 para defender ese tipo de libertad. Nos veíamos en Madrid y en Córdoba en tanto yo fui Consejero de Administración de Diario CÓRDOBA desde 1987 hasta el año 2000, año en que dejó AEDE por jubilación.
Recientemente ha pasado por Córdoba y me ha dedicado su poemario “Entre dos luces”, editado en Santander y prologado por don José María Castán Vázquez, conocido jurista y académico de número de la de Jurisprudencia y Legislación. Nos sentamos en el Siena, en las Tendillas, a tomar café y a hablar de su viaje en pos del gran filósofo y poeta murciano, Ibn Arabi, que pasó por Ronda y Córdoba cuando Córdoba era centro de cultura árabe y oriental. Tan defensor de la libertad de Prensa es Pedro que le tuve que llevar a la redacción de uno de los diarios que están en el centro de la ciudad para que desde allí enviara a Pérez Maura una crítica feroz contra quienes querían cercenar la libertad de expresión en RTVE.
Pedro no se olvida de si mismo cuando contempla el mar de Santander y las montañas de Cantabria. Contempla su conciencia de agua, de nube; realidades que le ayudan a vivir y a sentirse, con dudas, sobre lo que él mismo es.
No adquieren plena corporeidad la humedad, la niebla, sino que palidecen en beneficio del yo del poeta. Pedro es conciencia solitaria que se transforma en conciencia solidaria. El poeta no puede expresar sus sentimientos sin contemplar el objeto, que impone su condición y su ley, como cuando escribe: “fuego que lo quema todo/ agua que da vida a todo/ y tierra tumba de nada,/nada, una niebla de todo/ somos todo, somos nada,/ seres que aspiran a todo/ sin saber nada de nada”.
Pedro Crespo de Lara ha pisado varias veces la redacción del Diario CÓRDOBA en la Torrecilla y su sala del Consejo de Administración. Ama a Córdoba y de cuando en cuando se pierde en esta ciudad.
Para el poeta, la realidad cántabra no es más que un pretexto para su propia autocontemplación; se sublima ante aquella naturaleza, pues el corazón del poeta es su propio espejo, como cuando escribe:”Aire, aire, más aire/ para levantar el vuelo/ y dejar aquí plantado/ al jodido pensamiento”; o cuando, pensativo, termina escribiendo
“doblan las campanas/ no sé quien se ha muerto/ doblarán por mí/ en cualquier momento.”
Su conciencia es dramática cuando a sí mismo se observa. Me parece muy cercano al modo de Baudelaire. Así escribe:”el yo que observa mi yo/ no está triste ni contento/ mira, y piensa, piensa y mira/ y siente que está viviendo.”
Lo tuve que dejar solo al buscar una entrada para contemplar el “alma de Córdoba” entre las columnas de la Catedral-Mezquita y le incité a visitar San Pablo y San Lorenzo si el tiempo le era propicio, porque él que “se está observando y se debe a muchos maestros, sigue al mejor de todos que es el que lleva dentro”.
Adiós Pedro y sigue escribiendo. Tú no has servido al dinero ni al poder ni al éxito pero sí al prestigio; sólo a este último has rendido servicio. Tus poemas son verdadera expresión rítmica de tu pensamiento expresado con naturalidad y en pocas palabras, como cuando escribes: “soy de tierra/ soy de agua/ aire y fuego/ y palabras. Soy misterio/ que no aclaran/ escrituras/ ni añoranzas/ un suspiro/ una llama/ que se niega/ a ser nada”. En “Entre dos luces” se dan las tres cualidades de una obra literaria: integritas, consonantia y claritas; es decir, unidad, coherencia y luz en la palabra que trata de comunicar con el lector, a través de la vertiente sonora y emocional del lenguaje.
José Javier Rodríguez Alcalde, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Córdoba. Hijo adoptivo del Ayuntamiento de Córdoba.
