
Juanjo Cobo se emociona cuando habla de Cantabria, de su tierra. Ayer, en la sede del Gobierno regional, durante la recepción que le ofreció el presidente Ignacio Diego, se le notó. Y es que, como afirmó, él es «cántabro hasta lo más profundo». Por eso, que el jefe del Ejecutivo lo recibiera en su despacho «le había hecho mucha ilusión y llenado de orgullo».
La reunión entre Diego y Cobo -dos apellidos muy cántabros- fue larga y distendida. El primero estuvo arropado por su consejero de Deporte, Miguel Ángel Serna, y el personal de su gabinete. El segundo, por su director deportivo y parte de sus compañeros de equipo. Todos ellos con la camisa blanca del Geox, vaqueros y zapatillas negras con bandas grises.
Hubo intercambio de regalos. El presidente le entregó un bisonte de Altamira al de La Pesa, una estatuilla que sólo la tienen Jimmy Carter, Jacques Chirac y José María Aznar. El otro Bisonte, el de Cabezón, le regaló un maillot rojo, el de vencedor de la Vuelta, con su firma.
Y también se intercambiaron palabras de agradecimiento ante las cámaras. Ignacio Diego, «en nombre de todos los cántabros», dijo que «tener hoy aquí en la sede del Gobierno de Cantabria a Juanjo Cobo es un gesto que cualquier cántabro desearía que se hiciese, porque en él se reconocen muchos valores para todos los jóvenes. Es una referencia de valor, de sacrificio, de trabajo en equipo y de entrega, valores que la sociedad necesita». Además, le animó a seguir adelante. «Espero -afirmó- que este no sea el último triunfo, que vengan otros más y que esa tensión que ahora vives la vivas durante mucho tiempo». Finalmente, se disculpó por no «poder estar mañana -por hoy- en el homenaje que te van a hacer en Cabezón, porque tengo reuniones en Madrid, sino, no me lo hubiera perdido. Te lo mereces, va a ser un día emocionante».
Cobo, más parco en palabras, apeló al «orgullo de toda la acogida del pueblo cántabro y el de ser recibido por el presidente». Después vino su frase más emotiva «el maillot rojo es un poco parte del pueblo de Cabezón y de Cantabria».
En un momento de la reunión, mientras Diego saludaba al resto del equipo, Cobo realizó unas declaraciones a El Diario. «Nunca me hubiera imaginado -señaló- este recibimiento que he tenido y me siento muy orgulloso, como siempre he dicho, de toda la gente que me está siguiendo. Me siento cántabro hasta lo más profundo y ser recibido por el presidente es un placer».
Sobre la fiesta de hoy en su pueblo, en Cabezón, el líder de la Vuelta señaló que «será un acto diferente, con la gente del pueblo, con los amigos, con las personas que me han seguido a Madrid… Una fiesta especial».
Y es que ahora está de celebración. Descansando. Por eso, la bici queda unos pocos días en segundo plano. «No la he vuelto a coger desde Madrid. Estaré aún tres o cuatros días más de descanso y después empezaré otra vez. La temporada no está terminada y me tocará entrenar unos cuantos días más».
Aplausos y vítores
Orgullo, y mucho, debió sentir Cobo cuando, antes de la recepción, al apearse del autobús que lo dejaba junto al resto de su equipo en la esquina de Peña Herbosa con Casimiro Sainz de la Maza, los chavales le gritaban «¡bravo!». Y cuando, unos metros más allá, la gente salía de los bares para dedicarle un cariñoso aplauso, el mismo que al paso de la caravana por las calles de la capital. O cuando algún aficionado más osado se paró junto a él para abrazarle.
El flamante vencedor de la Vuelta Ciclista a España había sido citado a las ocho de la tarde por Diego y llegó diez minutos tarde. En la calle no le dejaban avanzar. Luego, ya en la sede del Gobierno, estaban los ascensores que no daban a basto para subir a la sexta plaza a ciclistas, miembros del Gobierno, fotógrafos y periodistas.
También influyó en su retraso los problemas del tráfico. Y eso que el autocar del Geox y dos coches del equipo fueron estacionados por un grupo de agentes de la Policía Local muy cerca de la sede del Gobierno. Sin embargo, hubo tiempo para más. El presidente cántabro entregó a Matxin, el hombre que ha llevado a Cobo a la cumbre en el ciclismo, dos fotografías de El Bisonte vestido de líder de la Vuelta, una de ellas durante el ascenso a Peña Cabarga. Era un regalo trampa. Con ellas, todo el equipo de ciclistas, mecánicos, directores y auxiliares, junto a Ignacio Diego, su consejero y su gabinete, se dirigieron a la Biblioteca Central, en la calle Marqués de la Hermida, para colocarlas en la exposición sobre los deportistas de élite cántabros. Y es que Juanjo Cobo no estaba entre Ballesteros y Ruth Beitia y el presidente se disculpó. Ahora, ya está inmortalizado, junto a los más grandes, junto a otros deportistas que, como él, seguro que se sienten cántabros hasta lo más profundo.
Fuente: El Diario Montañés