-¿La tiene ya ganada?
-Todavía puede pasar de todo. En principio no son etapas malas para mí, pero… En las vueltas grandes siempre he tenido un día malo. Podría tener un desfallecimiento.
-Sin embargo, en el Angliru aplastó a sus rivales.
-Tenía claro que el fin de semana era clave. Ataqué en La Farrapona, pero no fue mi mejor día. En el Angliru, en cambio, noté que estaba muy bien desde el principio. Tenía que gastar allí hasta al última gota de energía. Era el día.
-Dicen que es el tapado, la sorpresa de esta Vuelta. ¿Se ha sorprendido a sí mismo?
-Sorprendido entre comillas. Ya había estado a este nivel. Pero vengo de pasar unos meses muy malos y de llegar incluso a decidir dejar la bicicleta. Ahora estoy disfrutando del ciclismo. Espero que la experiencia de esos momentos malos me ayude ahora a soportar la presión. Vine a esta Vuelta a hacer una buena clasificación general, aunque no esperaba estar de líder.
-¿Y qué piensa cuando se ve de líder tras meses casi arrastrándose por la carretera?
-Pienso en el tiempo que he perdido, en ese año y medio. En 2010 fiché por un gran equipo, Caisse d’Epargne. Me dieron una gran oportunidad y no la supe aprovechar. Entré en una pequeña depresión y se me quitaron las ganas de andar en bici.
-En mayo llamó a Matxin para decirle que dejaba el ciclismo. No era la primera vez. Ya quiso dejarlo antes para ser cocinero y electricista. ¿Se sintió liberado?
– Le di muchas vueltas. No era una decisión fácil. Hablar con Matxin fue una liberación. Me quedé mucho más tranquilo. Me lo quité de dentro. No sabía qué es lo que iba a hacer. Sólo tenía claro que dejaba la bici. Hasta que Matxin me convenció para que me diera una oportunidad más.
-Matxin es un personaje clave en su carrera.
-Si estoy aquí es por él. Fue el único que me ofreció ser profesional. Había ganado la Vuelta a Bidasoa y el Campeonato de España contrarreloj, pero nadie se interesó por mí. Le debo mucho. Por eso, cuando decidí dejar la bicicleta sólo se lo dije a él. No lo había comentado ni en casa. Y fue él quien me animó a seguir. Me dijo que me olvidara de los objetivos y que disfrutara de la bicicleta.
-Siempre ha corrido con Matxin, salvo en 2010. ¿Por qué se marchó al Caisse d’Epargne?
-Era la oportunidad de correr en uno de los mejores equipos del mundo. Pensé en tener un beneficio deportivo. Sé que muchos piensan que fue una cuestión económica, pero en realidad me fui cobrando menos. Y mira, al final perdí dinero y encima me equivoqué.
-Siempre dice que el ciclismo es un trabajo. ¿Tanto le cuesta entrenarse?
-Me cuesta. Disfrutaba de la bicicleta cuando era niño. Sin presión. Iba a las carreras y si ganaba, bien; si no, no pasaba nada. Ahora tengo que cumplir unos objetivos. Por eso lo considero un trabajo. Es como el que está en la fábrica y le piden que haga ocho mil piezas. A mí me piden resultados en las carreras. Soy ciclista porque me gusta, pero no para dejarme la vida en esto. Podría trabajar en otra cosa y no tendría ningún problema.
-Va a entrenar como el que va a la obra. No le gusta.
-Me gusta poco, pero hay que hacerlo. Me meto mucha presión porque pienso que la gente espera mucho de mí. El no poder responder a esas expectativas es lo que hace que me agobie y me cueste entrenar, cuidarme. Yo mismo no me ayudo mucho porque no tengo muchas aficiones. Me gusta estar en casa con la familia, ver la tele. Estoy siempre en casa y por eso le doy muchas vueltas a todo.
El peor momento deportivo
-¿Cuál ha sido su peor momento deportivo?
-El año y medio en que me hundí anímicamente. Desde que fiché por Caisse d’Epargne hasta mitad de esta temporada. Me sentía destrozado. Me metí demasiado presión.
-Ser líder supone presión. ¿Cómo lo afronta?
-Mira, he pasado año y medio muy duro porque me presionaba demasiado. Así que intento evitar todo tipo de presión. Quiero relajarme y que salga la carrera como tenga que salir. Yo ya he hecho una buena carrera, mejor de lo que podía imaginarme. Y si tengo que perder la Vuelta, será porque otros son mejores. Lo que no quiero es presionarme y perder la carrera porque yo me bloqueo.
-¿Y cuál ha sido el mejor momento de su carrera?
-La Vuelta al País Vasco que gané (2007). Disfruté como nunca. Ahora también es un gran momento y lo disfruto de otra manera. Anímicamente, me siento mejor que nunca.
-¿Dónde está su techo? ¿Se ve disputando un Tour?
-Ufff. No me metas presión. A ver si me voy a bloquear, ja, ja. Ojalá llegué en 2012 al Tour en estas mismas condiciones y en la segunda jornada de descanso estemos hablando del podio.
-Tiene a su servicio a Sastre, ganador de un Tour, y a Menchov, vencedor del Giro y la Vuelta. ¿Qué la aconsejan?
-Tranquilidad. Que no le dé muchas vueltas. Que vaya día a día y sin obsesionarme.
-Y comparte habitación con su amigo De la Fuente, el que sacrificó la victoria en La Farrapona por ayudarle.
-Eso fue increíble. David lleva años luchando por algo así y se olvidó de él mismo por ayudarme. Cuando lo pienso, me duele.
-Parte de la Vuelta se juega en Cantabria, su casa. ¿Le motiva?
-Claro. Sé que habrá mucha gente en Peña Cabarga. No conozco el puerto. Estuve el año pasado, pero viendo la carrera. Seguro que está a tope. En domingo, en Angliru parecía que estaba en Cantabria. Estaba allí todo el mundo.
Fuente: El Diario Montañés