La Vuelta hace sudar al ‘Bisonte’

Juanjo Cobo
Juanjo Cobo
«Mira cómo suda Cobo». Y faltan diez minutos para que empiece la etapa. La salida de Solares bulle. Todos buscan un color: el rojo. ‘La Roja’ de Juanjo Cobo, líder de esta Vuelta con 13 segundos sobre el africano Froome. El sol calienta a 30 grados el pueblo del agua embotellada. Pero no es ese calor el que acelera al ‘bisonte’. Su alta temperatura viene de dentro. La tensión, las entrevistas, los focos. Todo le resta tiempo al descanso, al silencio.
El miércoles a medianoche aún había micrófonos de radio a la puerta el hotel de Hoznayo que velaba su sueño. «No le dejan. Todo el mundo quiere verle, hablar con él, sacarle fotos», cuentan en el equipo Geox. Así son las servidumbres del éxito. Es el peaje del líder, que es generoso y que no niega ni un autógrafo ni una sonrisa. «Casi estoy sufriendo más fuera de la carrera que dentro», confesó en la meta de Noja. Cierto. La de ayer fue una etapa «cómoda» para él. La última. Hoy vivirá camino de Bilbao otro día de marcha forzada. «Creo que Froome lo probará en El Vivero. Puede ser el día». Quiere que sea su día. «Ando un poco nervioso», admite. La Vuelta gira en torno a Cobo. De Froome, casi nadie se ocupa. Tras 3.000 kilómetros de carrera les separan apenas cien metros, un trozo de rampa.
Ayer, Froome no buscó ese tramo para examinar a Cobo. El equipo Sky se mantuvo aletargado desde el inicio. Concedió permiso a 17 corredores para que montaran un fuga y, de paso, se repartieran todos los segundos de bonificación del día. «Eso nos convenía a nosotros», agradeció Matxin, director del Geox.
No era el día de la batalla
No era el día de la batalla. Era etapa para otros, los de la escapada: Gavazzi, el más rápido; Montaguti, que le discute a Moncoutié la clasificación de la montaña; ‘Purito’ Rodríguez, que quería recuperar el maillot verde; Paulinho; Kiserlowski; Juanjo Oroz… Era una etapa para abrir los ojos: prados verdes en laderas inclinadas, cestillos de casas alrededor de un campanario, el puerto de la Braguía, el alto de Alisas, ríos trucheros… Y al fondo, la barra azul de la costa. Cantabria tiene de todo; hasta da nombre a un mar.
Al Cantábrico que baña Noja, la meta. Gavazzi, italiano y rápido como una cuchilla, no falló. Dejó que Paulinho se consumiera contra el viento. Luego, apretó en el repecho previo a la recta final para aguantar la arrancada de Vandewalle. Y al final se quedó con la etapa más tranquila para Cobo. Victoria junto a las marismas de Joyel. Cantabria tiene de todo, incluso un líder de la Vuelta. A Gavazzi le pidieron un pronóstico: ¿Cobo o Froome? «Le doy a Cobo el noventa por ciento de las posibilidades. Si no le pasa nada…».
El ‘bisonte’ llegó a siete minutos de Gavazzi, con todos. Tiraba el Euskaltel, que defendía la décima plaza de Nieve en la general (en la fuga estaba Kiserlovski). Y faltaba Madrazo, el ‘gorrión’, otro corredor del Movistar afectado, como Intxausti y Erviti, por una intoxicación alimentaria. Vómitos, diarrea, vacío. Piernas huecas. A Madrazo le decían que se agarrara al coche, que los jueces no lo iban a ver. Pero no quiso el de Cazoña. Se retiró entre lágrimas. Le daba vergüenza arrastrarse ante su público. Es cántabro. Como Cobo, el líder que empezó a sudar nada más cruzar la meta. Más cámaras. «Menos mal -dijo el ‘bisonte’- que sólo quedan dos días. Bueno, tres, que igual cuentan las bonificaciones de la última etapa en Madrid».
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