Peña Cabarga, capital: La Pesa

Cobo recibió el apoyo de ‘los bisontes’, la peña de sus vecinos de Cabezón

La peña de Cobo pudo felicitar al de Cabezón y a su familia en la línea de meta
La peña de Cobo pudo felicitar al de Cabezón y a su familia en la línea de meta
Nunca nadie estuvo tan orgulloso de lucir un par de cuernos. Los miembros de la peña ‘El Bisonte de La Pesa’, seguidores de Juanjo Cobo, llegaron ayer a Peña Cabarga muy temprano. Desde primera hora de la mañana ya estaban en las inmediaciones del Pico Llen con sus pancartas y sus disfraces (y la característica cornamenta) del animal que da nombre al grupo y al ciclista al que todos conocen personalmente. «No es un tío muy hablador, aún así tiene mucho carisma y todo el pueblo está volcado con él», reconoce uno de sus vecinos.
La avanzadilla llegó motorizada. A pesar de que la subida por el asfalto ya estaba cerrada desde el día anterior, se las arreglaron para hacerse con un coche cuatro por cuatro y llegar hasta la cima, campo a través. «Es imposible subir los seis kilómetros de pendiente con todo el instrumental y las provisiones para animar a Cobo», decía uno de los miembros del grupo, que tuvo que soportar las más de siete horas de espera hasta que pudieron ‘tocar’ a su paisano.
Desde que montaron el campamento a 150 metros de la meta, ellos fueron los encargados de poner el toque de humor y el espectáculo. Después de cuatro días con el cántabro como líder, su peña es ya una habitual en los finales de meta y en los resúmenes de los medios. A esta popularidad contribuye mucho su característica indumentaria: camisa amarilla, gorro de cuernos simulando los de un bisonte y una cabellera por la espalda. Por eso, todos tenían unas palabras de apoyo, un chascarrillo o una felicitación por ser tan acérrimos al de Cabezón. Y más lo hubieran sido si el primero de los tres pasos de la prueba por tierras cántabras no hubiera caído entre semana. «Esto un sábado se hubiera quedado pequeño para meter a tanta gente como hubiera venido». Muchos de ellos no pudieron acercarse hasta la subida por trabajo. Aunque también hubo quien no dudó en pedir al jefe el día libre porque, según dicen, «Juanjo nos tiene en vilo». Poco a poco, el grupo iba aumentando. Unos en bicicleta, la mayoría a pie (el uso de vehículos ya hacía mucho que estaba prohibido), fueron llegando hasta la pancarta que animaba a Cobo. Cansados, mucho, después de hora y media de caminata con un 10% de desnivel.
Allí permanecieron, atentos a la pantalla. Cada vez que las cámaras enfocaban al líder, comenzaban los gritos, que se alternaban con silencios de expectación. Con el comienzo de la ascensión, los nervios ya se hicieron imposibles de ocultar. Suspiros, uñas a los dientes, uno que se pone la chaqueta y al minuto se da cuenta de que tiene calor y quiere quitarse… Mucha tensión. Y todo porque ya olían a ‘bisonte’.
«Aceleró cuando nos vio»
En el momento decisivo fue cuando los de La Pesa se volcaron. A ritmo del bombo de Luisma, comenzaron a animar a Cobo, que ya asomaba por detrás de la curva. «Justo en ese instante fue cuando intentó la victoria -en los últimos 150 metros-, cuando nos vio fue cuando aceleró», afirman con orgullo. Y aunque no pudo ser, el segundo puesto y el liderato dejaron buen sabor. Ni una cara larga, todos contentos corrieron hacia la meta donde se encontraron con Juanjo. «Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid.», cantaron. Y amenazan con cumplirlo. Están preparando una caravana de autobuses para desplazarse hasta la capital el próximo domingo. Por el bisonte, todo.
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